jueves, 12 de febrero de 2009


Una noche cerrada
se detuvo el dificio
ante el látigo del mar.
Se concedió una tregua
y en versión reducida
fue´un aglomerado de almas
encuadradas
en cinco dados
atroz, como un juego de azar...
Y eligió ser una hoguera multiforme
las patas de las bestias
un laberitno con errores de diseño,
una eternidad de arena.
El edificio no exibió sus trofeos:
corazones, linfa roja,
arteriolas colapsadas;
y como si dios fuera Dios,
detuvo su tic tac
para que todo aquel que lo habitaba,
SEA UN INFIERNO COLATERAL DE SU PROPIO PLASMA.
A.B.I.

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